PARA LLEGAR A MÁS

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Crónica 15 desde Camerún. Como el Amazonas: la selva crece donde le place, y le place donde menos nos conviene

  • 25/06/2023

Hoy comenzaba el penúltimo día de trabajo completo. Pero más que el penúltimo, el primero -el primero con las medidas correctas. Al llegar hemos comenzado y desmontado el trabajo que hace un año empezaban los alumnos. Jacinto por fin se ha aclarado, no había un error con las piedras -para sorpresa de ninguno- sino un error en el mapa entero. La estructura del muro que teníamos estaban en medio de la carretera y no en el final de finca. Para colmo, la nueva zanja estaba en medio del «amazonas» -resulta que los árboles aquí crecen donde les place, y les place donde peor nos viene.

El trabajo en sí no ha sido muy diferente a cualquier otro día, pero Jaime ha decidido hacerlo especial invitando a un grupo de hormigas a hacer de sus piernas un banquete. Gracias a esto, hoy ha decidido no trabajar y pasarse una hora sin pantalones -era como el pato Donald, no vocalizaba y llevaba la misma vestimenta.

Un grupo de imitadores de Indiana Jones se ha tomado muy en serio eso del Amazonas y han ido machete en mano a buscar cocodrilos por un camino por el que no pasa ni el tiempo ni las ganas de vivir.

En el día de hoy, da la sensación de que sólo han trabajado dos; Juan Navalpotro que se ha vuelto Rambo, y el chaman de los árboles que con motosierra en mano sólo ha podido empatar con Lera en cuanto a árboles cortados. Hoy, también, nos despedimos de dos carretillas que se han visto aplastadas por una palmera.

Por la tarde, y para finiquitar el día, mientras José Pablo se adentraba por la selva en busca de algún tesoro escondido, otros tenían claro a dónde ir. Un equipo de fútbol con banquillo y utilleros, salían a disputar un amistoso con los chicos del pueblo, si bien carecen de técnica, sacan el bruce lee que llevan dentro -con patadas voladoras y miradas amenazantes.

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Crónica 15 desde Camerún. Como el Amazonas: la selva crece donde le place, y le place donde menos nos conviene

  • 25/06/2023

Hoy comenzaba el penúltimo día de trabajo completo. Pero más que el penúltimo, el primero -el primero con las medidas correctas. Al llegar hemos comenzado y desmontado el trabajo que hace un año empezaban los alumnos. Jacinto por fin se ha aclarado, no había un error con las piedras -para sorpresa de ninguno- sino un error en el mapa entero. La estructura del muro que teníamos estaban en medio de la carretera y no en el final de finca. Para colmo, la nueva zanja estaba en medio del «amazonas» -resulta que los árboles aquí crecen donde les place, y les place donde peor nos viene.

El trabajo en sí no ha sido muy diferente a cualquier otro día, pero Jaime ha decidido hacerlo especial invitando a un grupo de hormigas a hacer de sus piernas un banquete. Gracias a esto, hoy ha decidido no trabajar y pasarse una hora sin pantalones -era como el pato Donald, no vocalizaba y llevaba la misma vestimenta.

Un grupo de imitadores de Indiana Jones se ha tomado muy en serio eso del Amazonas y han ido machete en mano a buscar cocodrilos por un camino por el que no pasa ni el tiempo ni las ganas de vivir.

En el día de hoy, da la sensación de que sólo han trabajado dos; Juan Navalpotro que se ha vuelto Rambo, y el chaman de los árboles que con motosierra en mano sólo ha podido empatar con Lera en cuanto a árboles cortados. Hoy, también, nos despedimos de dos carretillas que se han visto aplastadas por una palmera.

Por la tarde, y para finiquitar el día, mientras José Pablo se adentraba por la selva en busca de algún tesoro escondido, otros tenían claro a dónde ir. Un equipo de fútbol con banquillo y utilleros, salían a disputar un amistoso con los chicos del pueblo, si bien carecen de técnica, sacan el bruce lee que llevan dentro -con patadas voladoras y miradas amenazantes.