Hoy despertamos con dos cumpleaños más, el de Jaime Huerta y Gonzalo Gomeza. Objetivo del día; dar una lección.

Niños. Después de cumplir dos semanas durmiendo en colchonetas y arreglando baños cada 24 horas. El grupo se puso a subdividirse en equipos.

Pijos. Un grupo de futuros doctores partió hacia el hospital a aprender del directo, que los recibió, les enseñó todas las instalaciones, recursos y procedimientos que seguían. Estos 6, entendieron lo que es servir en un hospital, la importancia del cuidar de alguien que está mal y de aportar su granito de arena para dar salud a una población que, claramente, no se encuentra en un estado óptimo.

Ricos. Ricos de trabajo, ricos de afrontar obstáculos, y ricos de volver con ilusión a seguir el proyecto al que tanto esfuerzo le estamos dedicando. Hoy tocaban más zanjas, machetes y ladrillos. Un día como cualquier otro, nuestra versión del día de la marmota. No gustó tanto la noticia de que el muro original, fruto del trabajo de los compañeros del año pasado fue un esfuerzo en vano que ahora tenemos que tapar y empezar 3 metros más atrás.

Racistas. Un subgrupo de 12 salieron hacia Yaoundé, a un summer camp a ayudar y jugar con los pequeños de la ciudad. Cientos de niños de entre 4 y 12 esperaban en un programa de la asociación católica que impulsa todos los aspectos de la creatividad de los más pequeños. Ahí, como otros chavales jugamos, pintamos, bailamos e hicimos trenzas y pulseras. Todos disfrutamos de lo lindo haciendo reír a estos minions llenos de ilusión que seguían a Gonzalo Iniesta y sus pasos de bailes, cogían teléfonos para hacerse fotos con nosotros, y cantaban al unísono de nuestro grupo que no dudó en dar palmadas y cantar aunque no entendiesen bien lo que se decía.

Hoy no habrá resumen, más bien una lección; para hablar de Retamar, mejor entender lo que significa ser de Retamar: Caballeros nobles, serviciales, comunitarios y orgullosos de los valores aprendidos en el Colegio.