Hoy comenzaba nuestra jornada a las 6:30 h con el ruido de nuestras alarmas. Estábamos todos concienciados del día que nos esperaba: “Nelson Mandela´s day”. Hace 113 años nació en Johannesburgo Nelson Mandela, padre y guía de la nación sudafricana, y es por eso que hoy era un día algo distinto. Aquí en Sudáfrica es tradición que todo el mundo dedique 67 minutos (67 era el número de la celda de Mandela en prisión) a tareas de servicio a la comunidad. Y nos hemos unido: cada uno de nuestros equipos de trabajo ha recibido una misión para esos 67 minutos, distribuidos por distintos puntos de la ciudad.
Animados por realizar una tarea distinta de las habituales, nos dirigimos cada uno a los lugares que se nos habían asignado. Las tareas consistían en un reparto de madalenas, visita a la persona más anciana del pueblo (97 años, siendo la esperanza de vida aquí de 35 años), reparaciones en el hospital, visita a la residencia de ancianos, juegos con niños discapacitados así como pintar varios murales, decorados al más puro estilo español (Toro de Osborne incluido, gran obra de nuestro compañero Curro), entre otras.
Una vez finalizados nuestros solidarios cometidos, nos dirigimos al orfanato, a sabiendas de que la semana entrante va a ser la más complicada de todas. No obstante, nuestras ganas de ver nuestro trabajo finalizado y bien hecho actuaron de impulsor de nuestros cansados cuerpos.
Con las airosas directrices de Felipe Sarrasín y Javier Muñoz, logramos avanzar rápidamente en la estructura del tejado. Por no hablar del atasco que varios equipos de trabajo hemos sufrido en la única fuente de agua disponible en la zona de obras (gracias a Salva), provocando así un retraso en nuestras tareas. Como novedad, hoy nos ha tocado enfoscar las paredes recientemente construidas con una solución de ácido corrosivo metahipoarsénico, fatal para los ojos (Íbamos correctamente protegidos con gafas de bucear).
Una vez en el colegio en el que dormimos, la tarde transcurrió como siempre: mus, ping-pong, duchas y nuestra diaria vela en la iglesia cercana.
Así que espero que le haya gustado la crónica porque yo me voy ahora derechito a ingerir un suculento estofado de Heidi, nuestra cocinera afrikaan.
Juan Boville y Juan Pablo Venegas
Hoy comenzaba nuestra jornada a las 6:30 h con el ruido de nuestras alarmas. Estábamos todos concienciados del día que nos esperaba: “Nelson Mandela´s day”. Hace 113 años nació en Johannesburgo Nelson Mandela, padre y guía de la nación sudafricana, y es por eso que hoy era un día algo distinto. Aquí en Sudáfrica es tradición que todo el mundo dedique 67 minutos (67 era el número de la celda de Mandela en prisión) a tareas de servicio a la comunidad. Y nos hemos unido: cada uno de nuestros equipos de trabajo ha recibido una misión para esos 67 minutos, distribuidos por distintos puntos de la ciudad.
Animados por realizar una tarea distinta de las habituales, nos dirigimos cada uno a los lugares que se nos habían asignado. Las tareas consistían en un reparto de madalenas, visita a la persona más anciana del pueblo (97 años, siendo la esperanza de vida aquí de 35 años), reparaciones en el hospital, visita a la residencia de ancianos, juegos con niños discapacitados así como pintar varios murales, decorados al más puro estilo español (Toro de Osborne incluido, gran obra de nuestro compañero Curro), entre otras.
Una vez finalizados nuestros solidarios cometidos, nos dirigimos al orfanato, a sabiendas de que la semana entrante va a ser la más complicada de todas. No obstante, nuestras ganas de ver nuestro trabajo finalizado y bien hecho actuaron de impulsor de nuestros cansados cuerpos.
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Una vez en el colegio en el que dormimos, la tarde transcurrió como siempre: mus, ping-pong, duchas y nuestra diaria vela en la iglesia cercana.
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