“The more you give, the more you receive”. Estas palabras de Brenton, nuestro ingeniero jefe de obras, resumen muy bien lo que todos sentimos la última noche en Barkly East. La cena de despedida que organizaron Bev y Tersia con la ayuda —cómo no— de Mongezi nos ayudó mucho a todos a acabar de darnos cuenta de lo que han significado estas semanas en Sudáfrica.
He aquí un resumen de nuestro trabajo:
— Sobre los cimientos que habían plantado nuestros compañeros de 2º de Bachillerato, hemos acabado de construir tres ampliaciones del orfanato: una sala de recreo y TV, habitaciones para que vivan cinco niños más con su cuidadora, y un ala en la que irán los baños nuevos de esa zona. En esa zona de habitaciones es en la que se cayó el techo cuando casi estaba terminado. Lo que parecía un desastre sin arreglo nos ayudó muchísimo a aprender más y, ¡qué alegría verlo acabado el último día!
— En “Caya Felipe”, la casa que construyeron los alumnos de Retamar en 2018, se han hecho reformas muy completas, con nueva pintura en exteriores e interiores y, muy importante, con la preparación de lo que será en un futuro próximo la cocina de ese edificio en el que viven los huérfanos discapacitados.
— En la zona de Caya Felipe, además, hay otros dos edificios. En uno de ellos se ha habilitado una nueva sala, decorada con un mural que han pintado alumnos de esta promoción, destinada a sala de costura. Además, se han remozado las pinturas exteriores y se ha retocado uno de los murales que habían pintado en el anterior campo de trabajo.
— Hemos pintado todos los exteriores del orfanato, que tiene un nuevo aspecto, con sus paredes color crema y sus ventanas de blanco reluciente.
— Todo el tejado del edificio principal ha quedado reparado, impermeabilizado y pintado de nuevo. Y se ha cambiado todo el sistema de canalones y tuberías para recoger al agua de lluvia, bien muy preciado allí.
— Se ha reformado completamente la cocina del orfanato. ¡Qué gran trabajo el de ese equipo, a las órdenes del inefable Magnus!
— Uno de los trabajos que más satisfacción nos ha producido ha sido la completa reforma de todas las habitaciones de los niños. Se han pintado y arreglado, se han reparado las camas, e incluso, gracias a la generosidad de las madres de los asistentes y su grupo de whatsaap, hemos podido comprar nuevos juegos de cama para todos, sustituyendo las viejas mantas por edredones nórdicos, más cálidos y mucho más bonitos.
— Varios equipos han dedicado tiempo a limpiar de escombros y aplanar el jardín, en el que los niños pueden ahora jugar mejor.
Además, hemos trabajado también fuera del orfanato:
— Todos los días, dos equipos (veinte alumnos) se han turnado para pintar y reacondicionar más de veinte casas (en algún caso, esa palabra es muy pretenciosa para referirse a esas chabolas de chapa) del “Township”, la zona más pobre de la ciudad. En algunas de esas visitas se repartieron alimentos y mantas.
— El 18 de julio, cumpleaños de Nelson Mandela, nos sumamos al plan “67 minutes in Mandela´s Day”, que consiste en dedicar tiempo a tareas sociales. Varios visitaron a los ancianos del asilo próximo a la Parroquia católica (y les llevaron unas madalenas que ellos mismos cocinaron la noche antes); otro grupo numeroso arregló todas las ventanas exteriores del hospital, muy necesitadas de lija y pintura; varios pintaron un mural en uno de los colegios de Barkly East; otros visitaron a la persona más anciana del Township, una señora de 97 años, y le llevaron mantas y comida; también hubo visitas a personas necesitadas, con reparto de mantas y alimentos; e incluso un “clinic” de fútbol en la calle, para los niños que quisieron asistir. Desde luego, ese día de modo especial, se notó nuestra presencia en la ciudad y no fueron pocos los que, al cruzarse con algunos de nosotros, nos manifestaron su agradecimiento.
— Ha habido varias visitas a colegios de la zona, y varios impartieron algunas clases o ayudaron a los niños a hacer los deberes.
Ahora que escribo todo, caigo en la cuenta de que hemos hecho mucho. Hemos podido con todo porque, además de que nos levantábamos muy temprano, hemos contado con la incansable dirección de Bev, el apoyo de Mongezi y los cuidados casi maternos de Tersia y de Heidi, nuestra jefa de cocina. Y, por supuesto, con la dirección técnica de Brenton y su “crew”, de los que ya muchos son amigos.
Hemos podido hacer más de lo previsto porque las madres nos enviaron un dinero extra con el que ampliamos el presupuesto y además compramos alimentos y más cosas para los niños del orfanato: una aspiradora, una cocina, juegos de cama, cortinas…
“Te more you give, the more you receive…”
Hemos podido hacer tanto porque poco a poco todos hemos caído en la cuenta de la enorme oportunidad que teníamos. Porque hemos descubierto lo mucho que nos sobra y otros no necesitan. Porque hemos aprendido a trabajar en equipo y a saber obedecer al que manda en cada momento. Porque al final no nos importaba el frío ni el agua gélida. Porque hemos visto cómo nos han cuidado. Porque todos queríamos sumarnos a la aventura. Porque hemos comprendido que vale la pena darse para que otros sean más felices. Porque nos ha cautivado la sonrisa agradecida de esos niños.
Y… porque hemos estado muy cerca de Dios estos días: la misa diaria, la vela al Santísimo todas las tardes al anochecer, la predicación de don Enrique, la piedad de los católicos del Township con los que asistimos tres domingos a Misa. Todo eso nos ha puesto en situación de descubrir lo que verdaderamente vale la pena.
“…the more you receive”. Volvemos muy contentos. Porque Sudáfrica nos ha dado mucho: reciedumbre; amor al esfuerzo; capacidad de trabajo; autonomía; amistades más sólidas; cercanía de Dios; agradecimiento por todo lo que tenemos y a veces no valoramos. Y, por si fuera poco, se nos han quitado muchas tonterías infantiles.
La Promoción 2023 lo va a notar, y mucho.
“The more you give, the more you receive”. Estas palabras de Brenton, nuestro ingeniero jefe de obras, resumen muy bien lo que todos sentimos la última noche en Barkly East. La cena de despedida que organizaron Bev y Tersia con la ayuda —cómo no— de Mongezi nos ayudó mucho a todos a acabar de darnos cuenta de lo que han significado estas semanas en Sudáfrica.
He aquí un resumen de nuestro trabajo:
— Sobre los cimientos que habían plantado nuestros compañeros de 2º de Bachillerato, hemos acabado de construir tres ampliaciones del orfanato: una sala de recreo y TV, habitaciones para que vivan cinco niños más con su cuidadora, y un ala en la que irán los baños nuevos de esa zona. En esa zona de habitaciones es en la que se cayó el techo cuando casi estaba terminado. Lo que parecía un desastre sin arreglo nos ayudó muchísimo a aprender más y, ¡qué alegría verlo acabado el último día!
— En “Caya Felipe”, la casa que construyeron los alumnos de Retamar en 2018, se han hecho reformas muy completas, con nueva pintura en exteriores e interiores y, muy importante, con la preparación de lo que será en un futuro próximo la cocina de ese edificio en el que viven los huérfanos discapacitados.
— En la zona de Caya Felipe, además, hay otros dos edificios. En uno de ellos se ha habilitado una nueva sala, decorada con un mural que han pintado alumnos de esta promoción, destinada a sala de costura. Además, se han remozado las pinturas exteriores y se ha retocado uno de los murales que habían pintado en el anterior campo de trabajo.
— Hemos pintado todos los exteriores del orfanato, que tiene un nuevo aspecto, con sus paredes color crema y sus ventanas de blanco reluciente.
— Todo el tejado del edificio principal ha quedado reparado, impermeabilizado y pintado de nuevo. Y se ha cambiado todo el sistema de canalones y tuberías para recoger al agua de lluvia, bien muy preciado allí.
— Se ha reformado completamente la cocina del orfanato. ¡Qué gran trabajo el de ese equipo, a las órdenes del inefable Magnus!
— Uno de los trabajos que más satisfacción nos ha producido ha sido la completa reforma de todas las habitaciones de los niños. Se han pintado y arreglado, se han reparado las camas, e incluso, gracias a la generosidad de las madres de los asistentes y su grupo de whatsaap, hemos podido comprar nuevos juegos de cama para todos, sustituyendo las viejas mantas por edredones nórdicos, más cálidos y mucho más bonitos.
— Varios equipos han dedicado tiempo a limpiar de escombros y aplanar el jardín, en el que los niños pueden ahora jugar mejor.
Además, hemos trabajado también fuera del orfanato:
— Todos los días, dos equipos (veinte alumnos) se han turnado para pintar y reacondicionar más de veinte casas (en algún caso, esa palabra es muy pretenciosa para referirse a esas chabolas de chapa) del “Township”, la zona más pobre de la ciudad. En algunas de esas visitas se repartieron alimentos y mantas.
— El 18 de julio, cumpleaños de Nelson Mandela, nos sumamos al plan “67 minutes in Mandela´s Day”, que consiste en dedicar tiempo a tareas sociales. Varios visitaron a los ancianos del asilo próximo a la Parroquia católica (y les llevaron unas madalenas que ellos mismos cocinaron la noche antes); otro grupo numeroso arregló todas las ventanas exteriores del hospital, muy necesitadas de lija y pintura; varios pintaron un mural en uno de los colegios de Barkly East; otros visitaron a la persona más anciana del Township, una señora de 97 años, y le llevaron mantas y comida; también hubo visitas a personas necesitadas, con reparto de mantas y alimentos; e incluso un “clinic” de fútbol en la calle, para los niños que quisieron asistir. Desde luego, ese día de modo especial, se notó nuestra presencia en la ciudad y no fueron pocos los que, al cruzarse con algunos de nosotros, nos manifestaron su agradecimiento.
— Ha habido varias visitas a colegios de la zona, y varios impartieron algunas clases o ayudaron a los niños a hacer los deberes.
Ahora que escribo todo, caigo en la cuenta de que hemos hecho mucho. Hemos podido con todo porque, además de que nos levantábamos muy temprano, hemos contado con la incansable dirección de Bev, el apoyo de Mongezi y los cuidados casi maternos de Tersia y de Heidi, nuestra jefa de cocina. Y, por supuesto, con la dirección técnica de Brenton y su “crew”, de los que ya muchos son amigos.
Hemos podido hacer más de lo previsto porque las madres nos enviaron un dinero extra con el que ampliamos el presupuesto y además compramos alimentos y más cosas para los niños del orfanato: una aspiradora, una cocina, juegos de cama, cortinas…
“Te more you give, the more you receive…”
Hemos podido hacer tanto porque poco a poco todos hemos caído en la cuenta de la enorme oportunidad que teníamos. Porque hemos descubierto lo mucho que nos sobra y otros no necesitan. Porque hemos aprendido a trabajar en equipo y a saber obedecer al que manda en cada momento. Porque al final no nos importaba el frío ni el agua gélida. Porque hemos visto cómo nos han cuidado. Porque todos queríamos sumarnos a la aventura. Porque hemos comprendido que vale la pena darse para que otros sean más felices. Porque nos ha cautivado la sonrisa agradecida de esos niños.
Y… porque hemos estado muy cerca de Dios estos días: la misa diaria, la vela al Santísimo todas las tardes al anochecer, la predicación de don Enrique, la piedad de los católicos del Township con los que asistimos tres domingos a Misa. Todo eso nos ha puesto en situación de descubrir lo que verdaderamente vale la pena.
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